Isaías 61:1-4 NTV
1 El Espíritu del Señor Soberano está sobre mí, porque el Señor me ha ungido para llevar buenas noticias a los pobres. Me ha enviado para consolar a los de corazón quebrantado y a proclamar que los cautivos serán liberados y que los prisioneros serán puestos en libertad. 2 Él me ha enviado para anunciar a los que se lamentan que ha llegado el tiempo del favor del Señor junto con el día de la ira de Dios contra sus enemigos. 3 A todos los que se lamentan en Israel les dará una corona de belleza en lugar de cenizas, una gozosa bendición en lugar de luto, una festiva alabanza en lugar de desesperación. Ellos, en su justicia, serán como grandes robles que el Señor ha plantado para su propia gloria. 4 Reconstruirán las ruinas antiguas, reparando ciudades destruidas hace mucho tiempo. Las resucitarán, aunque hayan estado desiertas por muchas generaciones.
Lucas 4:16-21 NTV
16 Cuando llegó a Nazaret, la aldea donde creció, fue como de costumbre a la sinagoga el día de descanso y se puso de pie para leer las Escrituras. 17 Le dieron el rollo del profeta Isaías. Jesús lo desenrolló y encontró el lugar donde está escrito lo siguiente:
18 «El Espíritu del Señor está sobre mí, porque me ha ungido para llevar la Buena Noticia a los pobres. Me ha enviado a proclamar que los cautivos serán liberados, que los ciegos verán, que los oprimidos serán puestos en libertad, 19 y que ha llegado el tiempo del favor del Señor». 20 Lo enrolló de nuevo, se lo entregó al ayudante y se sentó. Todas las miradas en la sinagoga se fijaron en él. 21 Después Jesús comenzó a hablarles: «La Escritura que acaban de oír ¡se ha cumplido este mismo día!».
INTRODUCCIÓN
Hay una historia en el folclor chino, sobre un joven, que en su cumpleaños número 20 fue consumido por el deseo de cambiar el mundo. Pasó 20 años tratando de hacerlo pero no pudo. A los 40, se conformó con tratar de cambiar China. Pasó los siguiente 20 años tratando de hacerlo pero no pudo. A los 60, se conformó con tratar de cambiar su ciudad. Pasó los siguiente 20 años tratando de hacerlo pero no pudo. A los 80, decidió enfocarse en cambiar a su familia. Los siguientes 20 años trató de hacerlo y falló. A la edad de 100, decidió enfocarse en cambiarse a sí mismo. Pero el siguiente día, él murió.
Hoy hablaremos de cómo ser Transformados para transformar. Debemos ser transformados para poder transformar nuestros entornos, pero, ¿qué debemos transformar?
¿QUÉ DICE LA BIBLIA?
En Isaías 61:1-4 Dios nos da una lista de acciones que Jesús hace para transformar nuestras vida y capacitarnos para transformar nuestros entornos. Examinemos estas acciones de Jesús para cada uno de nosotros:
1- DEBEMOS TRANSFORMAR NUESTRA MENTE DE MALAS NOTICIAS A BUENAS NOTICIAS
Las malas noticias son eventos. Ser afectados por malas noticias es una decisión. No debemos ignorar las malas noticias (hacer como que no existen) sino creer que hay una esperanza en medio de eso (oportunidad) y trabajar diligentemente para sacar lo mejor de la situación.
Debemos ver las cosas desde la perspectiva de Jesús. No debemos culpar a Dios por las malas noticias. Recordemos que hay una responsabilidad delegada.
2- DEBEMOS TRANSFORMAR NUESTRO CORAZÓN QUEBRANTADO A UN CORAZÓN CONSOLADO
Toda herida que no ha sido sanada será el punto que el enemigo tocará para hacernos caer. Mientras tengamos heridas sin sanar estamos propensos a
caer a un lugar peor del que estábamos. La ofensa es una acción, el ofenderse es una decisión. Debemos perdonar y olvidarnos de toda ofensa para poder influir.
3- DEBEMOS TRANSFORMAR NUESTRA CAUTIVIDAD Y PRISIONES EN LIBERTAD
¿Qué cosas nos mantienen en cautividad?
Nuestros temores: Cada vez que nos limitamos por temor, limitamos la influencia que Dios nos quiere dar.
Nuestras predisposiciones: Las predisposiciones van relacionadas por el temor y por nuestro pasado. Si fallamos una vez, creemos que siempre será de la misma manera.
Las mentiras que nos hemos creído sobre nuestras limitaciones: A veces ni siquiera hemos tenido experiencias negativas. Pero otras personas nos han puesto limitaciones en nuestro pensamiento a través de sus palabras.
Los rencores. Falta de perdón: "Cuando se perdona una falta, el amor florece, pero mantenerla presente separa a los amigos íntimo" Prov. 17:9.
4- DEBEMOS TRANSFORMAR NUESTRO LAMENTO EN EL FAVOR DE DIOS
El mayor lamento que nos impide influir es el haber fallado en ocasiones anteriores. Nos lamentamos porque sentimos culpa por nuestras pecados. Jesús fue inculpado para que no sufrieramos culpa. Nos lamentamos porque sentimos vergüenza de nuestros pecados. Jesús sufrió la mayor vergüenza en la cruz (desnudo) para que no tuviéramos vergüenza. Si has fallado, aprende de tus errores y levántate con un nuevo entendimiento: "Porque siete veces cae el justo, y vuelve a levantarse" Prov. 24:16.
Todo lo que te lastima, te culpa y te avergüenza NO proviene de Dios.
5- DEBEMOS TRANSFORMAR NUESTRO LUTO EN BENDICIÓN
Luto = Dolor y pena causados por una pérdida. El luto nos ata al pasado. Cada temporada (aniversario de muerte, el día en que sucedió algo doloroso) nos hace recordar la tristeza de la pérdida. Demos gracias por lo que tuvimos y recordemos con gozo esos momentos. Pero sigamos adelante.
6- DEBEMOS TRANSFORMAR NUESTRA DESESPERACIÓN EN ALABANZA
Desesperación: "Ya no creo que suceda". "Ya me cansé de intentarlo". La desesperación es una señal de que estamos perdiendo la fe. Nada que venga de Dios puede lograrse sin fe. Alabanza significa exaltar a Dios por lo que Él ha hecho. La fe provoca que alabemos a Dios por algo que aún no vemos, porque por fe creemos que Él lo ha hecho.
CONCLUSIÓN
"LA ESCRITURA QUE ACABAN DE OÍR ¡SE HA CUMPLIDO ESTE MISMO DÍA!"
Jesús hizo esa obra y la sigue haciendo con nosotros. Jesús está en nosotros.
Después que Jesús discipuló y procesó a los doce apóstoles les delegó la misma unción que estaba sobre Él para que ahora ellos transformaran a otros.
"Entonces llamando a sus doce discípulos, les dio autoridad sobre los espíritus inmundos, para que los echasen fuera, y para sanar toda enfermedad y toda dolencia".
Mateo 10:1 (RVR)
Es ahí donde se cumple Isaías 61:4.
"Reconstruirán las ruinas antiguas, reparando ciudades destruidas hace mucho tiempo. Las resucitarán, aunque hayan estado desiertas por muchas generaciones"
Isaías 61:4
Somos transformados por Jesús y ahora podemos transformar con Jesús.
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