Proverbios 3:5-6 NVI
5 Confía en el Señor de todo corazón, y no en tu propia inteligencia. 6 Reconócelo en todos tus caminos, y él allanará tus sendas.
Hace algunos años, un domingo por la tarde, salí con mi hermano menor, quién recién había aprendido a conducir, y me pidió si él podía manejar el auto ese día. En ese instante pensé y dije: bueno, es domingo y no hay tanto tráfico, así que está bien. Resulta que cuando íbamos de camino nos encontramos una fila de autos en tráfico y en una calle con mucha pendiente, para los que conocen Tegucigalpa, Honduras sabrán que la capital está repleta de pendientes y es muy común encontrar tráfico en calles con pendientes fuertes. Honestamente, me puse muy nerviosa y más sabiendo que el auto en el que íbamos era manual o mecánico. En medio de mis nervios le dije a mi hermano que usara el freno de mano y él asintió con su cabeza y puso el freno. Cuando la fila comenzó a avanzar, mi hermano quitó el freno de mano y puso el carro en marcha, cuando de repente el carro se detuvo, y ¿qué creen qué pasó? Yo estaba tan nerviosa que puse el freno de mano, mi hermano me quedó viendo con cara de: ¡Qué te pasa! Mi hermano volvió a quitar el freno de mano para poner el carro en marcha otra vez, y ¿qué creen que pasó? Nuevamente puse el freno de mano y detuve el vehículo. En medio de ese momento de pánico, mi hermano me miró a los ojos y me dijo: Sindy, por favor suelta el freno de mano. Al final, respire profundo, confié en mi hermano y logramos avanzar, no sucedió ningún accidente.
Cuando meditaba en el pasaje principal de Proverbios, pensaba que cada uno de nosotros andamos por la vida en medio de situaciones difíciles que nos generan mucha ansiedad. Esto nos provoca poner el freno de mano cuando algo se está saliendo de control. El freno de mano representa todo aquello que nos da seguridad y control, puede ser: nuestro salario, nuestras habilidades, nuestras relaciones o los ahorros. No quiero decir que estas cosas sean malas, pero debemos entender que todo esto es pasajero. Lo que está sucediendo hoy en el mundo es el mejor ejemplo acerca del tema. Cuántas personas tenían su seguridad y confianza puesta en los ahorros, el empleo, el negocio, y hoy que todas esas cosas fueron quitadas, las personas están cayendo en la depresión, frustración y desesperanza.
Dios es nuestro lugar seguro, Dios no es un freno de mano, Él es la esencia de la seguridad. Preguntémonos dónde está puesta nuestra confianza.
Hoy quiero mostrarte cuatro puntos que te ayudarán a ejercitar tu fe para confiar en el Señor:
1. Confiar en el Señor de todo corazón
La palabra confianza traducida del idioma original significa "estar indefenso, estar boca abajo". La confianza se trata de sentirte indefenso. Dios quiere que aprendamos a confiar en esos momentos en que nos sentimos indefensos, que nuestra confianza sea totalmente depositada sobre Él, no a medias. Muchos de nosotros declaramos estar confiando en Dios pero a la par estamos levantando el freno de mano, poniendo nuestra confianza en otras cosas.
2. No confiar en nuestra propia comprensión.
Esto significa dejar de lado nuestro propio entendimiento, dejar nuestros métodos y dejar que Dios lo haga según su voluntad. A veces nos da terror confiar el control, incluso a Dios. Llegamos a pensar que somos más inteligentes que Dios, quizás no lo decimos literalmente pero nuestro actuar refleja mucha autosuficiencia.
Hoy, en el nombre de Jesús, declaramos que empiezas a cederle el control a Dios y que argumentos falsos en tu mente que no te permiten confiar en Él se caen y desaparecen. Entre más reconocemos la infinita inteligencia de Dios, su omnisciencia, más crecerá nuestra confianza.
3. Reconocer y honrar a Dios en todos nuestros caminos.
Para llegar a este punto, debemos practicar el punto uno y dos. Debemos reconocer que nunca nuestros planes e ideas serán mejores que los de Dios. Cuando hablamos de reconocer y honrar a Dios, estamos hablamos de ceder el timón de nuestras vidas. No debemos olvidar que Él es Dios, que Él es lo máximo y que conducirá nuestras vidas mejor que nosotros.
4. Creer en sus promesas.
Este pasaje termina declarando una promesa. Dios trazará una senda donde no hay. Debemos aprender a confiar en sus promesas, avanzar en paz cada día, con la seguridad que veremos cumplimiento de todas las promesas que Él nos ha dado.
Hoy quiero decirte que ¡Vas bien! ¡Vas muy bien! Si hay algo que re-direccionar en tu vida, Dios te lo mostrará. Tu futuro está lleno de bondades, esperanza y cumplimiento. Atrévete a soltar tu freno de mano y experimentar todo lo que Dios tiene preparado para ti.
CONÓCEME MEJOR.
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