2 Samuel 11 NVI
En la primavera, que era la época en que los reyes salían de campaña, David mandó a Joab con la guardia real y todo el ejército de Israel para que aniquilara a los amonitas y sitiara la ciudad de Rabá. Pero David se quedó en Jerusalén. 2 Una tarde, al levantarse David de la cama, comenzó a pasearse por la azotea del palacio, y desde allí vio a una mujer que se estaba bañando. La mujer era sumamente hermosa, 3 por lo que David mandó que averiguaran quién era, y le informaron: «Se trata de Betsabé, que es hija de Elián y esposa de Urías el hitita». 4 Entonces David ordenó que la llevaran a su presencia y, cuando Betsabé llegó, él se acostó con ella. Después de eso, ella volvió a su casa. Hacía poco que Betsabé se había purificado de su menstruación, 5 así que quedó embarazada y se lo hizo saber a David.
En las escrituras encontramos que grandes hombres de Dios cayeron a causa de la lujuria. El hombre mas fuerte, Sansón, cayo por la lujuria. El hombre mas sabio, Salomón, fue afectado por la lujuria. El hombre conforme al corazón de Dios, David, también cayó por la lujuria.
Hoy en día, la lujuria sigue siendo una lucha dentro del pueblo de Dios, pero a diferencia de estos grandes hombres de Dios, nosotros hemos recibido al Espíritu Santo a través de la obra de Cristo en la cruz. Nadie puede vencer la lujuria sin la ayuda del Espíritu Santo, ni el mas fuerte, ni el mas sabio, ni el más consagrado podría vencer este pecado en sus propias fuerzas.
Si bien, Dios no hace categorías de pecados, es decir, no hay pecados grandes o pequeños para Dios. Pero si es cierto que hay pecados que acarrean consecuencias muy grandes a diferencias de otros.
La lujuria es un deseo desenfrenado. Dios nos dio a todos un apetito sexual, es parte de nuestro diseño, pero lo que hace la lujuria es desenfrenar nuestros deseos. Dios nos ha dado un poder de dominio propio para evitar que nuestros deseos se desenfrenen y así poder vivir una vida plena en el área sexual.
El pasaje principal nos muestra una historia muy conocida en las escrituras acerca de un pecado de lujuria que envolvió al rey David, un pecado que también lo llevo a cometer Adulterio y hasta homicidio, por un deseo desenfrenado. Veamos algunos puntos importantes sobre esta historia:
Estar en el lugar incorrecto
David no estaba donde debía estar. En lugar de salir a pelear, David decidió quedarse en su hogar. Cuando estas en el lugar incorrecto, eres vulnerable a pecar. Cada quien se conoce y tiene que evitar acercarse a esos lugares o momentos en los que puedes estar muy expuesto a caer pecar.
La lujuria trabaja progresivamente
En esta historia de David con Betsabé, se muestra claramente que la lujuria trabaja progresivamente. David la vio, la deseo, la busco, se acostó con ella y oculto su pecado. Esta misma secuencia es la manera como opera la lujuria en nosotros. En un mundo tan sexualizado, donde un minuto en Internet puede mostrarte mil imágenes sexuales, te puedes preguntar ¿Cómo evito ver? Entendemos que siempre estaremos expuestos a ver, pero de nosotros depende el mantenernos viendo o rápidamente decidir lo contrario. David pudo darse la vuelta rápidamente y dejar de ver a Betsabé, pero no fue así, David se mantuvo viendo y eso fue lo que empezó a alimentar la lujuria más y más.
Constantemente estaremos siendo tentados, es importante no sentirnos condenados por la tentación, tenemos que resistir y huir cuando sea el momento. La lujuria comienza en nuestro interior, pero si la alimentamos termina por manifestarse en el exterior.
Dios no busca la santidad para restringirnos, la Santidad es el carácter de Dios, y El quiere que tengamos santidad porque sabe que eso será lo que traerá vida en nosotros.
También, quiero compartirte tres manifestaciones comunes de la lujuria que tienen consecuencias bien profundas en nuestra alma:
Dios desea guardarnos en santidad porque desea lo mejor para nuestras vidas. Nos esta invitando a poder vivir de acuerdo a su voluntad.
Como dijimos, David termino ocultando su pecado, pero Dios desea que nuestros pecados no queden ocultos, sino confesar delante de Él (1 Juan 1:9) y de personas especificas con un buen testimonio (Santiago 5:16) que puedan ayudar para restaurarnos y guiarnos hacia una vida plena.
CONÓCEME MEJOR.
PROFUNDICEMOS EN EL MENSAJE
OREMOS CONFORME AL MENSAJE
Hoy declaramos que Dios es fiel y justo para perdonar mi pecado. Padre te pedimos que quites nuestra pena, nos saques de lo oculto y pongas personas a nuestro alrededor con la que podamos compartir nuestras luchas. Ayúdanos y ven a nuestro encuentro para tener un cambio y dejar de luchas con pecados que están devaluando tus verdades acerca de la sexualidad. Trae libertad total en aquellos que están en ciclos de muerte, en el nombre de Jesús.
RETO DE LA SEMANA
Parte 1
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