Escuchando la voz de Dios

Resumen y preguntas de discusión

Pasajes principales

1 Corintios 14:1-5

1 Empéñense en seguir el amor y ambicionen los dones espirituales, sobre todo el de profecía. 2 Porque el que habla en lenguas no habla a los demás, sino a Dios. En realidad, nadie le entiende lo que dice, pues habla misterios por el Espíritu. 3 En cambio, el que profetiza habla a los demás para edificarlos, animarlos y consolarlos. 4 El que habla en lenguas se edifica a sí mismo; en cambio, el que profetiza edifica a la iglesia. 5 Yo quisiera que todos ustedes hablaran en lenguas, pero mucho más que profetizaran. El que profetiza aventaja al que habla en lenguas, a menos que éste también interprete, para que la iglesia reciba edificación. 

Puntos principales

Escuchar la voz de Dios te da poder, te da autoridad, y El Señor te está diciendo en su palabra que Él anhela que tú desees escucharlo y por ello todos hemos sido llamados a escuchar su voz. 

No es necesario que alguien venga a darte una palabra, porque lo que está escrito es una palabra del Señor. Y si tú tienes una palabra del Señor, lo tienes todo. La biblia se resume en el Señor queriendo tener comunión con nosotros y parte de la comunión es hablar y poder escuchar.

Cuando hablamos de la voz de Dios, hablamos de una profecía o una palabra profética y ésta en esencia es:

1. Los dichos de Jehová en tu boca.
2. Lo que el Señor habla en el cielo y que se manifiesta aquí en la tierra a través de la boca de sus Santos.
3. Una revelación del Padre para tu vida, que revela o descubre algo, también predice o se anticipa.
4. Dios hablando sobrenaturalmente a través de la gente hacia la gente.

Pueda que Dios te está hablando en tu ahora algo que va a venir a tu vida, y lo que el Señor está haciendo a través de esa palabra es preparar tu corazón, tu mente. Hoy hay cosas que por la mente no las podrías recibir pero por el Espíritu las estás recibiendo.

La palabra profética no debe ser confundida con adivinación, porque el propósito de toda profecía es bendecir a otros, no condenar o juzgar.

Con frecuencia, cuando una palabra “negativa” es hablada a alguien, no es verdaderamente palabra de Dios en absoluto. Muchas personas quieren profetizar de lo que ellos ven en otros. Pero el Señor siempre que te habla es una palabra positiva, es para bendecirte y para que tú a la vez puedas bendecir a los demás. El Señor no solamente desea que lo escuches sino que también anhela que aprendas a ver a las personas como Él las está viendo

En ocasiones la gente confunde la voz de Dios para sí mismos, escuchan la voz de acusación del enemigo y creen que es el Señor condenandolos. Para evitar esto, es importante pasar tiempo con el Señor y aprender a identificar su voz, su palabra calla todas las demás voces.

Para distinguir una palabra profética, Pablo da tres características:

1. Edifica: construye en la vida de alguien, sus sueños, autoestima, llamado. Va ayudar a edificar lo que ya está en tu vida.
2. Exhorta y anima: a alguien a seguir o cambiar de dirección sobre algo que necesita arreglar sin acusarlo, desanimarlo o condenarlo.
3. Consuela: para fortalecer la vida de alguien.

¿Cómo ser usado para escuchar la voz del Señor?

1. Cree que Dios quiere hablarte.
2. Sé intencional en buscar a Dios y apartar tiempo para escuchar su voz.
3. Llénate de la Palabra escrita de Dios (la biblia).
4. Expone lo que “sientes de Dios” con otras personas más maduras en el uso del don y la Palabra para que te ayuden a juzgar si verdaderamente es de parte de Dios.

Si tienes duda de alguna palabra profética, busca a tus Pastores, a líderes maduros, personas que se mueven en el don y juzga esa palabra.

5. Consulta también cómo debes aplicar la palabra. (Aplica cuando recibes o das una palabra)

Una palabra bíblicamente correcta pero mal aplicada se vuelve un error. Cuando Dios te hable acerca de la vida de otros, pregúntale a Dios si su propósito es que le des la palabra a esa persona, para que calles y ore por eso o para que compartas con alguien más y que oren juntos por ello.

Dios quiere usarnos y quiere trabajar en nuestros impulsos. El Señor siempre va a fluir, siempre te va a dar palabra, y te va a revelar lo que está en su corazón cuando tú aprendes a amar a las personas, cuando aprendes a quitar de tu mirada la condenación, el juzgar a alguien y le pides al Señor poder ver a las personas como Él las está viendo.

CONÓCEME MEJOR

<meta charset="utf-8">¿Qué percepción tenías en el pasado acerca de la palabra profética? ¿Cuál es tu percepción hoy?

Comparte con el grupo 1 testimonio acerca de una palabra profética que has recibido. ¿Cuál fue tu experiencia?

PROFUNDICEMOS EN EL MENSAJE<meta charset="utf-8">

¿Por qué crees que en 1 Corintios 14 Pablo enfatiza el deseo de que todos podamos profetizar?

¿Qué crees que está limitando a la iglesia moverse en el don de la profecía?

OREMOS CONFORME AL MENSAJE

Gracias Padre porque tu voz siempre está disponible para mi vida. Gracias porque deseas bendecirme con tus palabras y porque quieres usarme para bendecir a otros. Hoy te pido que puedas despertar en mí un deseo insaciable por tu presencia, hazme un reservorio de tu palabra, despierta en mí el deseo de estar atento a tu voz, no solo para mi vida sino también para las demás personas. Padre enséñame a ver a las personas como tú la ves.

Lleva a tu iglesia a madurar espiritualmente para que nunca seamos confundidos, que sea tu voz siempre resonando en nuestras mentes, emociones y bocas. Abre nuestros oídos a tu voz. Amén

RETO DE LA SEMANA

Toma nota en un diario de lo que haces en tu día por 1 semana, observa si estás apartando tiempo para escuchar a Dios (leyendo la biblia, escuchando prédicas, orando). Si observas que no estás apartando estos tiempos, proponte incluirlo en tu rutina. Lleva un record para que puedas ver tu progreso, el objetivo es que puedas crear a partir de este momento un estilo de vida en el cual te presentas delante de Dios como un vaso para que Él te llene y así tú puedas derramarte en otros.

Sé honesto contigo mismo, el objetivo no es que te autocondenes, sino que puedas ver la oportunidad de comenzar una nueva y mejor rutina donde estés intencionalmente queriendo escuchar la voz de Dios.